domingo, 28 de octubre de 2012

Cachopo de Cabrales y Piquillo (filetes rellenos)


Me hace mucha gracia el rollo que hay ahora con llamar a las cosas que ya tienen un nombre con otro distinto por modas, por utilizar su equivalente en otro idioma o porque a alguien algún día se le ocurrió cambiárselo por otro. Como estamos en un blog de cocina, me referiré a comidas o recetas, véase lo rocambolescas que son ahora nuestras magdalenas al llamarse muffins (que es un nombre divertido pero ya no suena tan casero), el bocadillo hace muchos años que ya es un sándwich, de hecho muchos jóvenes piensan que sándwich ni siquiera es una palabra extranjera, ahora queda muy chulo pedir un púdin cuando en realidad te estás tomando un pastel (ya sea dulce o salado). La famosa tortita es un crèpe, que suena mucho más elegante y el San Jacobo pasó a ser un Cordon Bleu (que si lo pronuncias bien te queda un morrito muy francés). Hablando de San Jacobos y Cordon Bleu nos acercamos al Cachopo. El Cachopo no es un invento, esto es así en Asturias hace mucho tiempo, y si hay que ser sinceros en un principio ninguno de estos conceptos (San Jacobo, Cordón Bleu y Cachopo) eran iguales, pero ahora con la manía de que los nombres de una carta queden “cool” (je,je) pues te encuentras con cosas que pueden llevar a engaño.
Un San Jacobo de toda la vida era una lámina de queso flanqueada por dos lonchas de jamón York y luego empanado. Un Cordon Bleu es lo mismo que un San Jacobo pero encima del jamón York lleva filete de pechuga de pollo (esto tampoco era así en un principio que era de ternera) y un cachopo eran 2 filetes de ternera en cuyo interior había cualquier tipo de ingrediente y luego se empanaba. Hoy en día se utilizan indistintamente para cualquier cosa. Yo he visto cachopos de setas (sustituyendo a la carne), Cordón Bleu de pescado y San Jacobos de morcilla… He de decir, que se llamen como se llamen, me encantan todos.

Y conmemorando a los que nunca se aprenderán esos nombres o si lo hacen nunca los pronunciarán bien, aquí tenemos al Príncipe Gitano cantando “In the Ghetto”, ved y juzgad: http://www.youtube.com/watch?v=QrTfYItDDwA



Ingredientes para 4 personas:

-         16 filetes de lomo de cerdo ibérico
-         16 pimientos de piquillo grandes
-         1 frasco de crema de Cabrales
-         Pan rallado
-         Huevo
-         Patatas
-         Aceite de oliva virgen extra
-         Sal
-         Palillos


Para facilitar la receta, puedes pedir en la carnicería que los filetes te los abran en librillo, así una de las partes ya está cerrada y para rellenar son mejor porque solo tienes que poner un palillo, pero a mí se me olvidó pedirlo así. Cogemos los filetes de lomo de cerdo y los salamos por la cara de fuera, luego en uno de los dos ponemos la crema de Cabrales (que también puede ser Cabrales normal, que colocaríamos en trocitos) en la cantidad que queráis, teniendo en cuenta que el Cabrales al calentar se hace todavía más potente, así que cuidado no pasarse y que solo sepa a queso, y encima ponemos el pimiento del piquillo abierto para que cubra el filete entero. A continuación se coloca el otro filete para tapar el relleno y se ponen 2 palillos para sujetar las 2 “tapas” del cachopo. Una vez acabado este proceso con toda la carne, pasamos por huevo y pan rallado y se fríen en aceite caliente hasta que se doren.
Sencillito y rápido. Buen provecho!

domingo, 21 de octubre de 2012

Merluza reconstituyente (con jamón, puerro y espárragos)



Esta es la típica receta que tardas 10 minutos en hacer y sus resultados son espectaculares. La merluza es uno de mis pescados favoritos y suelo ponerla a la romana, es decir, un rebozado con harina y huevo y poco más, así es como más me gusta, pero en ocasiones te apetece probar alguna cosa nueva sin que por ello tengas que pasarte la mañana en la cocina.
Una canción fina y elegante para un pez de iguales características: http://www.youtube.com/watch?v=bzUj01v8hmA

Ingredientes para 4 personas:

-         2 lomos de merluza hermosos
-         1 punta de jamón serrano tierna
-         1 puerro
-         3 ajos
-         Perejil
-         1 bote de yemas de espárragos
-         Aceite de oliva virgen extra
-         Sal
-         Vino blanco


Ponemos a calentar en una cazuela un buen chorro de aceite de oliva y mientras picamos un puerro en aros muy finito, al igual que los tres ajos, y lo añadimos al aceite con un pelín de sal. Ponemos a fuego medio y empezamos a rehogar con cuidado de que no se queme. Una vez rehogado le añadimos un vaso de vino blanco, y lo dejamos al fuego para que evapore el alcohol. A continuación incorporamos el jamón partido en taquitos. Yo he comprado una punta de jamón porque estaba tierna, pero si está muy seca es mejor que pidáis una loncha gruesa de jamón no demasiado curado, para que luego se pueda comer sin que esté duro y añado un poco de agua para que quede salsita suficiente. Bueno, pues hecho esto, metemos las tajadas de merluza saladas (yo pido en la pescadería que me quiten la piel, pero si la dejamos le da un toquecillo más gelatinoso a la salsa que se agradece en el resultado final) y los espárragos, y apagamos el fuego para que se cocine con el calor residual de la vitro. Esto es lo mejor, porque se hace sin pasar la merluza y queda en su punto, yo ni siquiera la doy la vuelta, porque si hay bastante cantidad de salsa y la cubre no es necesario. Como toque final le pongo un poco de perejil picado.

miércoles, 17 de octubre de 2012

PATATAS CON CHORIZO (Riojana’s way)



Después de un puente familiar-gastronómico en Argüero y tras haber probado el marmitako de mi tío Carlos, he tenido añoranza de tan rico plato así como de mis tíos, primos y demás familia que allí nos reunimos (34 nada menos). Y que mejor forma de rememorar el encuentro que con un guisito de patatas que tan agradecidas son y tan bien salen con cualquier cosita.
Esta canción es como un himno en mi familia y además me encanta, el título lo dice todo “Derroche”, eso es lo que hacemos cuando estamos todos juntos:

Ingredientes para 4 personas:

-         4 patatas hermosas
-         ½ longaniza picantilla
-         1 pimiento verde
-         1/2 pimiento rojo
-         1 cebolla no muy grande
-         1 pastilla de concentrado de pollo
-         Un toque de pimienta negra molida
-         Aceite de oliva virgen extra
-         Sal
-         Carne de pimiento choricero
-         Vino blanco


Picamos finitos los dos pimientos y la cebolla y lo ponemos a rehogar en un buen chorretón de aceite de oliva virgen con un poco de sal para que sude bien. Mientras pelamos las patatas y las cortamos en trozos, procurando cascar la última parte del corte con el cuchillo para que la patata se rompa al cortarla, de esta manera al cocer suelta mejor el almidón y ayuda a que el caldo quede espesito.
Una vez estén pochados los pimientos y cebolla, añadimos la patata cortada y rehogamos de nuevo dándole vueltas en la olla para que coja colorcillo (cuanto más rehogada esté la patata, mejor quedará el guiso). Cuando esté lista la patata añado un buen vaso de vino blanco, esta vez he usado uno de Serrada muy oloroso y buenísimo para cocinar (regalo de mi tío Ñus) y dejamos que evapore el alcohol. Acabada esta operación incorporamos a la cazuela una cucharadita de carne de pimiento choricero, en mi caso de bote (hay unos tarritos de El Celorrio que salen buenísimos y te ahorras el tiempo de poner a remojo los pimientos para sacarles la pulpa…) y la pastilla de concentrado de pollo, se deja disolver en el vino que ha perdido su alcohol y a continuación añadimos agua hasta cubrir las patatas como dos dedos por encima de las mismas y le damos un toque de pimienta negra molida.
Cuando empiece la cocción, dejamos a medio fuego y lo dejamos unos 20 minutos y añadimos la longaniza picantilla cortada en tacos y lo dejamos otros 20 – 25 minutos, vigilando siempre que no se consuma el caldo, si no añadiríamos algo más de agua.
Al final tiene que quedar un caldo espesito, que es como está más rico, y… bon appétit!