El Queso Picón es uno de mis quesos favoritos, a pesar de su potente sabor, si lo sabes combinar bien es una delicia incluso para los reacios a los sabores fuertes. Simplemente una tostada de pan con una capita de Picón y un hilillo de miel por encima es un manjar de dioses. Para el que no lo conozca es un queso azul elaborado con leche de oveja, cabra y vaca, típico de Cantabria, en concreto del valle de Liébana.
En mi casa una vez a la semana se come pasta. De cualquier tipo, con cualquier acompañamiento. Pero no puede faltar una vez a la semana y procuro hacerlo variadito. Así que hoy ha tocado pasta potente, buen provecho!
La canción de hoy de una diva potente también:
Ingredientes para 4:
- 250 grs. de tallarines
- 1 Cebolla pequeña
- 1 Pimiento verde
- ½ Pimiento Rojo
- 1 Vaso de leche entera
- 50 - 100 grs. de queso Picón
- 2 cucharadas de queso crema tipo Philadelphia
- 100 grs. de nueces peladas
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra
Como siempre y para empezar ponemos en una sartén un buen chorro de AOVE y pochamos los pimientos y cebolla que habremos picado anteriormente muy finitos. Mientras tanto en un recipiente con agua abundante ponemos a cocer la pasta.
El tema de la cocción de la pasta es muy personal, a mí lo que me parece súper importante es que haya buena cantidad de agua, para que la pasta hierva, se mueva por la cazuela y no se peguen los tallarines entre sí. Yo no le echo aceite a la cocción, sólo agua y sal. El aceite se lo añado una vez escurridos para que al secar no se peguen. Cuando estén “al dente” les escurro, les refresco con agua fría para cortar la cocción y una vez hecho esto les añado el chorretón de aceite y reservo.
Volvemos al pochado de pimientos y cebolla. Cuando estén blanditos añado un par de cucharadas soperas de queso crema y remuevo hasta que se integre con las verduras pochadas, a continuación el queso Picón (la cantidad es un poco al gusto) con el que hacemos lo mismo y el vaso de leche entera con lo que debería quedarnos una salsita no demasiado líquida, a la que incorporamos la pasta.
Machacamos las nueces en un mortero para que no quede pulverizada, sino en trozos medianitos y añadimos a la preparación.
A la hora de servir volvemos a rociar con un hilillo fino de aceite para que dé brillo y colocamos las nueces enteras.
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