domingo, 3 de noviembre de 2013

HUEVOS RELLENOS PARA LA MEMORIA


La receta de hoy ha venido impulsada por el recuerdo de mi abuela Moli. Mi abuela materna nunca ha sido una gran cocinera, también hay que decir que en su casa nunca fueron muy agradecidos para las comidas. Llevar una casa con 7 hijos y un marido tiene lo suyo, y si además eran tiquismiquis comiendo, hace que entre el escaso tiempo y recursos de la época tampoco se pasara el día entre fogones.
Pero mi abuela hacía unos huevos rellenos buenísimos. Ella los preparaba con todo el amor del mundo y siempre los ponía cuando nos juntábamos a comer en su casa, como si se tratara del mejor manjar, algo especial, digno de festines navideños o celebraciones familiares. Ella nunca ha sabido qué significa la palabra suntuosidad, pero los colocaba en sus mejores bandejas y se entretenía pasando la yema de huevo por el pasapuré para darle ese toque que a ella le parecía de lo más distinguido.
En los últimos días mi abuela, seguramente, no se acuerde de los ingredientes que llevan esos huevos, ni si los tomábamos todos juntos en su comedor o si era a mí a la que más le gustaban. Poco importa si ya no sabe recitar el nombre de sus nietos de carrerilla, ya estamos los demás para recordárselo. Porque cuando a una persona de 90 años se le emborrona el pasado solo la paciencia y el cariño que repartió en su día le devuelven esos recuerdos que nos despiertan también a nosotros la memoria. Y a mi me permiten volver a verla en su pequeña cocina feliz por poder ofrecernos lo que para ella era el mejor de los manjares.
Antonio Flores “El coraje de vivir”: https://www.youtube.com/watch?v=jlqTxRzVqLU

Ingredientes para 4:
-         1 docena de huevos L
-         300 grs. de bonito al natural
-         10 pimientos de piquillo
-         6 pepinillos grandes agridulces
-         250 ml. de aceite de girasol
-         sal
-         vinagre

Ponemos en una cazuela con abundante agua y un puñado de sal los 9 huevos y esperamos a que rompa el hervor. Desde que rompe el hervor, yo los dejo 10 minutos para que estén bien cocidos, no me gusta encontrarme sorpresas de yemas blandurrias. Y lo del puñadito de sal, no sé si hará su efecto. Yo de toda la vida he visto a mi madre como cocía los huevos con la sal dentro, en teoría es para que nos se rompan durante la cocción, pero desconozco cuánto tiene de leyenda urbana el truco.
Mientras se cuecen, podemos ir preparando el relleno. Sacamos el bonito de la lata y lo desmigamos en un bol, luego añadimos los piquillos y pepinillos cortados en cuadraditos finos. Aquí se admiten distintas variaciones, poner aceitunas, guisantes cocidos… o sustituir alguno de los ingredientes por otros… bueno, el caso es que yo pepinillo agridulce uso siempre porque le aporta crujiente al bocado y no es demasiado ácido.
Después de esto hacemos una mahonesa ligera poniendo en el vaso de la batidora 3 huevos, unos 200 - 250 ml. de aceite de girasol un poco de sal y un chorrito de vinagre. Nunca en la vida se me cortó una mahonesa siguiendo los sabios pasos de mi madre. Una vez que tenemos todo en el vaso mezclador, metemos la batidora hasta el fondo, quedando apoyada en el suelo del vaso. Ponemos a batir a máxima potencia sin mover el brazo hasta que empieza a espesarse el contenido y empieza a subir la salsa, ya amalgamada. Cuando veamos que ha subido y está de color blanco, ya podemos mover el brazo de la batidora a nuestro antojo, el riesgo de que se corte ya no existe. Hay que tener cuidado de que el vaso esté perfectamente seco, una gota de agua y adiós salsa.
Una vez están cocidos los huevos los enfriamos en agua y pelamos. Cuando los tenemos pelados, partimos a la mitad longitudinalmente y sacamos las yemas, reservando un par de ellas para adornar. Las yemas la añadimos a la farsa de bonito, pepinillo y piquillo aplastándolas con el tenedor simplemente y a continuación incorporamos una buena cantidad de mahonesa para ligar toda la mezcla.
En este paso yo no relleno los huevos, porque siempre me sale más relleno de la cuenta y en un huevo no cabría casi nada, así que yo coloco en la fuente donde vayamos a presentarlos todo el relleno al fondo y voy disponiendo los medios huevos encima apretando un poquito para que asienten bien. A continuación con el resto de la mahonesa napamos los huevos y luego les añadimos la decoración que queramos. Yo cojo las dos yemas que habíamos reservado y las paso por el pasapuré para que queden en hilitos por encima de la mahonesa y luego podemos poner alguno de los ingredientes como adorno, incluso añadir algún espárrago. Hoy también he añadido a la decoración unas cortecitas de maíz, que quedan muy ricas mezcladas con el huevo a la hora de comer.
Para esta preparación igual que para la ensaladilla rusa, siempre utilizo aceite de girasol, ya que al llevar tanta cantidad de mahonesa, si la hiciéramos con oliva quedaría muy fuerte, pero esto depende de gustos.


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