sábado, 1 de febrero de 2014

VERDE QUE TE QUIERO VERDE (Alcachofas guisadas)


La receta de hoy va dedicada a mi tío Piñón, que desde hace unos meses se ha convertido en un ser vegano y no puede comer todo lo que se cuece en mi cocina.
Yo, como habréis comprobado de vegetariana o vegana nada, pero los principios de igualdad animal que promulgan los veganos me son muy afines. Ser vegano no sólo implica una forma de alimentación, es una filosofía de vida que establece un equilibrio ético con los animales. Considero a los animales como a nuestros hermanos con los que compartimos el planeta donde vivimos y estoy totalmente en contra de cualquier tipo de explotación animal. Os parecerá una perogrullada, cocino y como animales, pero aunque no lo creáis me siento ambivalente en este sentido.
Me lo voy pensando, pero mientras tanto, que sepas Pi que me gustas verde. Manzanita y Ketama “Verde que te quiero verde”: https://www.youtube.com/watch?v=NegJ4Ab1tjE

Ingredientes para 4:
-         1,5 Kgs. de alcachofas
-         1 limón
-         1 pimiento verde
-         2 ajos
-         1 cebolla
-         1 vaso de vino blanco
-         300 ml. de caldo de verduras
-         Perejil
-         Harina de tempura
-         Sal
-         AOVE

Antes de nada limpiamos las alcachofas, para ello yo suelo utilizar unos guantes porque las alcachofas te ponen las manos negras. Cortamos el tallo y la parte superior de la alcachofa, después arrancamos las hojas exteriores y duras hasta quedarnos con la parte más tierna y pelamos la base de la alcachofa (donde está el cogollo) para que quede blanquito y tierno. Ojo con quitar demasiado, evidentemente las hojas interiores son más tiernas que las de fuera, pero cuando se cuecen quedan blanditas y es una delicia poder chuparlas, así que esto queda a vuestra elección. Yo suelo dejarlas así más o menos:


Mientras vamos limpiándolas las vamos colocando en un bol con agua y un buen chorro de limón para que no se oxiden y queden negras, que las afea un montón. Y para cocerlas, las parto en dos mitades o si fueran muy grandes podemos hacerlas en cuartos.
Una vez limpias  y cortadas las ponemos a hervir en una cazuela con agua, sal, el zumo de medio limón y un chorretón de aceite (esto es porque quedan más jugosas). En mi caso aunque eran grandes estaban súper tiernas, así que con media hora de cocción ha sido suficiente, pero esto podemos ir comprobándolo pinchándolas con un cuchillo.
Mientras se cuecen vamos preparando la salsa verde. Ponemos en una sartén la cebolla, el pimiento verde, el perejil y los ajos picados muy finitos a rehogar en un buen chorro de aceite de oliva con sal. Una vez que están blanditos añadimos una cucharada sopera de harina y sofreímos para que se tueste. A continuación incorporamos el vino blanco y el caldo de verduras y removemos para que se integre toda la salsa, dejándolo cocer unos 10 minutos y así evaporamos el alcohol.
Por otro lado, con las alcachofas ya cocidas, las sacamos y escurrimos para que suelten el agua de la cocción, presionando un poquito en las hojas pero sin tocar el cogollo porque podemos triturarlo. Después mezclamos la harina de tempura con agua hasta conseguir una textura cremosa donde impregnamos las alcachofas y freímos en una sartén con aceite, dejando escurrir en papel de cocina para eliminar el exceso de grasa.
Ya solo quedaría incorporarlas a la salsa verde y que den un hervor para impregnarse bien de la salsita.


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