domingo, 1 de diciembre de 2013

Tiramisú... Bufffff


Este postre italiano de origen reciente (mediados del siglo XX) comentan que tuvo su origen en los burdeles de la región de Veneto. La madame del prostíbulo se lo ofrecía a los clientes para que se vinieran arriba en el trato con las señoritas del lugar. Anda que no me están dando de sí los burdeles italianos para recoger recetas en Albóndiga’s Lab! (ver Capunti alla Putanesca http://albondigaslab.blogspot.com.es/2013/02/capunti-con-anchoas-aceitunas-y.html).
La cuestión es que este postre hace que me suba la adrenalina, se me dilaten las pupilas y me aumente el ritmo cardíaco. Esto solamente puede decir dos cosas: o soy una simple o debo empezar a preocuparme por mi incipiente adicción al dulce. Pero por otro lado pienso que a los usuarios de las casas de lenocinio venecianas les pasaría lo mismo y de ahí mi pregunta… es acaso afrodisíaco el tiramisú? Últimamente no lo he tomado en el lugar más propicio para favorecer esto, pero me tomo nota para el experimento. Os cuento.
La canción de Mina “Città Vuota” utilizada para el spot de Dolce y Gabanna es por si, en caso de que el experimento sea positivo, Laetitia Casta y Noah Mills nos acompañen en el “después” del postre: https://www.youtube.com/watch?v=aaSPmEEzExk

Ingredientes para 4:
-         300 grs. de queso mascarpone
-         3 huevos
-         3 cucharadas soperas de azúcar
-         Bizcochos de soletilla
-         Cacao en polvo
-         Café
-         Un buen chorro de amaretto o en su defecto ron

Cascamos los huevos separando la clara de las yemas. Con ayuda de las varillas eléctricas montamos las claras a punto de nieve y a continuación batimos las yemas con el azúcar, también con varillas para meter aire y que queden esponjosas. Añadimos el mascarpone a las yemas hasta que quede una mezcla amarillita e incorporamos las claras con movimientos envolventes, procurando que se baje lo menos posible, hasta que quede una masa homogénea que reservamos. En este caso yo le pongo poquito azúcar porque no quiero enmascarar el sabor del mascarpone, pero depende un poco de lo dulce que lo queráis.
Cogemos el café y le incorporamos el amaretto o el ron, yo suelo ponerle ron casi siempre, y cuidado si el postre tienen que tomarlo niños, entonces suprimimos este ingrediente ya que no va flambeado ni nada por el estilo así que conserva todos los grados. En cuanto a las cantidades, no tengo ni idea. En una jarra pongo café suficiente para empapar los bizcochos y la cantidad de ron que nos guste, pero que no quede fuerte.
Colocamos los bizcochos de soletilla de base en el molde que vayamos a utilizar. Para esta ocasión hice porciones individuales utilizando unos vasos que quedan muy chulos, pero también se puede hacer en un molde grande y apartar de ahí a los comensales. Entonces colocamos la base de bizcocho y empapamos con la mezcla de café y ron, encima ponemos una buena capa de mezcla de mascarpone, seguimos con otra capa de bizcocho y así sucesivamente, acabando siempre en capa de mascarpone.
Para decorar espolvoreamos con cacao en polvo y metemos al frigorífico hasta el momento de servir.


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